ATACANTES, Feliz navidad, empezamos Diciembre y como dice esa famosa Frase "se prendió esta mierda" Ya es lo último del año y es cuando nos damos cuenta que realmente no hicimos nada o que hicimos todo lo contrario a lo planeado, pero eso es lo lindo de la Navidad proponerte cosas que sabes no vas a cumplir.
Esta reseña es una de las cosas que me propuse, aunque me demore con la lectura, aquí vamos cumpliendo poco a poco, después de ser una LC con Katia de Dragones Literarios, pasó a ser Lectura de la iniciativa #ContraLaPilaDeLaVerguenza para el género de Ciencia Ficción y de paso quedo de LC en el club "La Nación Lectora" Con todo este compromiso, dije si o si lo leo este mes.
Zack Lightman se ha pasado la vida soñando. Soñando con que el mundo real se pareciera un poco más al sinfín de libros, películas y videojuegos de ciencia ficción que lo han acompañado desde siempre. Soñando con el día en que un acontecimiento increíble y capaz de cambiar el mundo hiciera añicos la monotonía de su aburrida existencia y lo embarca en una gran aventura en los confines del espacio.
Pero un poco de escapismo no viene mal de vez en cuando, ¿verdad? Después de todo, Zack no deja de repetirse que sabe dónde está el límite entre lo real y lo imaginario. Que sabe que en el mundo real nadie elige para salvar el universo a un adolescente con problemas para controlar su ira, aficionado a los videojuegos y que no sabe qué hacer con su vida.
Y entonces Zack ve un platillo volante.
Para colmo, la nave alienígena es igual a las del videojuego al que se pasa enganchado todas las noches, un juego multijugador de naves muy popular llamado Armada en el que los jugadores tienen que proteger la Tierra de unos invasores extraterrestres.
No, Zack no se ha vuelto loco. Aunque parezca imposible, aquello es muy real. Y van a ser necesarias sus habilidades y las de millones de jugadores de todo el mundo para salvar la Tierra de lo que está por venir.
Al fin Zack se va convertir en un héroe. Pero a pesar del terror y la emoción que lo embargan, no puede evitar recordar todas aquellas historias de ciencia ficción con las que ha crecido y preguntarse: «¿Acaso no hay algo en todo esto que me resulta... familiar?»